Profesor de Economía en la Universidad de Viena, filólogo, activista y divulgador, Christian Felber es uno de los principales promotores de la Banca democrática y el padre de la Economía del Bien Común, un modelo alternativo al libre mercado y a la economía planificada que ya han puesto en práctica más de 700 empresas en Austria, Alemania, Suiza, EEUU, Gran Bretaña y España, entre otros, y que cada día cuenta con más seguidores.

Felber promueve un cambio en las reglas del juego con un modelo que trata de conciliar los principios democráticos constitucionales con el Capitalismo, con el objetivo de conseguir que la actividad empresarial sea más social, ecológica, democrática y solidaria, que el beneficio monetario sea un medio y no un fin y, en definitiva, que la Economía esté al servicio del ciudadano.

Entre las medidas que contempla premiar vía impuestos, aranceles y condiciones de acceso al crédito a las empresas que más contribuyan al bien común, gravar a aquellas corporaciones que menosprecien los valores de bien común, la igualdad o el cuidado del medio ambiente y crear una banca democrática formada por pequeñas entidades públicas o privadas sin ánimo de lucro.

Felber puntualiza que hay una serie de identificadores o indicadores, como la sanidad, la calidad del tiempo, la confianza, la cooperación, o la solidaridad, que hoy se pueden medir para saber cuál es la aportación de las empresas a ese bien común, frente a los actuales indicadores monetarios, que nada tienen que ver con los valores sociales.

Es autor de más de diez libros, traducidos al inglés, francés, italiano, turco o coreano, y ha publicado “Hacia un futuro ecológico. El paciente España”, “Salvemos el euro“ y “La economía del bien común“ en castellano.

Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Viena, especializado en psicología, ciencias políticas y sociología, ha sido nominado al premio al Mejor Comunicador del Año 2010 por la Confederación de las Relaciones Públicas Austriacas y ha recibido el primer premio al Diseñador Sostenible del 2010 en la categoría ONG por la revista LebensArt.